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martes, 1 de noviembre de 2011
La gran operación urbanística del Puerto de Sevilla
El MARM acaba de darle un varapalo a la Autoridad Portuaria de Sevilla al expresarle en una carta remitida recientemente al Puerto de Sevilla que el Dictamen de la Comisión Científica para el Estudio de las Afecciones de las Obras de Dragado del Río Guadalquivir, emitido en noviembre del 2010, es condición vinculante de la Declaración de Impacto Ambiental. Según el Ministerio: “No es posible iniciar otra actuación sin antes adecuar el proyecto a estas prescripciones y sin previa confirmación de la adecuación de esta nueva versión a lo estipula- do por la Comisión Científica”.
La intención del Puerto de Sevilla con el dragado del Guadalquivir es profundizar hasta los 8 metros el cauce del río para que lleguen al puerto hispalense buques de hasta 300 metros de eslora y 40 de manga. Ello obligaría además -y de esto se habla poco e incomoda a la Autoridad Portuaria cuando se le pregunta- que el canal de navegación se amplíe afectando las márgenes en las curvas que hace el río.
¿Pero es cierto que la intención del Puerto de Sevilla es lograr que lleguen a la capital andaluza buques de más calado? Ciertamente no parece que este sea el objetivo de fondo, sino más bien una excusa. la razón está en que uno de los puertos comerciales con mayor tráfico de España se encuentra a menos de 100 kilómetros: el Puerto de Huelva. De esta forma, los costes de una obra faraónica como el dragado no tiene sentido ya que esa demanda comercial ya está cubierta.
La otra excusa que pone el Puerto de Sevilla es el interés turístico: La llegada a puerto de cruceros. Cádiz es el puerto que en la actualidad da esa oferta apenas a 120 kilómetros. En todo caso, la apuesta turística tendría sentido si ello no acarrease graves daños al estuario y a la actividad económica, cuestiones que no están resueltas, ya que los efectos mareales sobre Doñana serían devastadores y el aumento de la salinidad (ya que con las obras el tapón salino: el punto hasta el que llega la influencia del mar en el Guadalquivir cuando sube la marea, supondría una herida mortal al arrozal, que quedaría afectado por la sal). Dicho de una manera más comprensible: el turismo mataría otras actividades que ya son rentables en lo ecológico (Doñana) y en lo económico (arrozales). Además, ¿Cuantos cruceros deberían atracar en Sevilla par que la monumental obra del dragado fuese rentable?
No. Sin duda la intención del Puerto de Sevilla es otra diferente.
Un ex presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla me lo explicó cuando empezó toda la gran obra de la nueva esclusa: Los puertos de las ciudades se ubican en zonas alejadas del centro, pro la propia actividad económica acaba con los años incluyendo al puerto dentro de la ciudad. Ese es el momento de hacer la "gran operación urbanística". Se trata de hacer una nueva esclusa alejada del centro y desafectar y vender los terrenos de la ubicación del puerto, ya en zona urbanizable y muy cara. La "operación" es redonda y tiene un trasfondo urbanístico "lo demás son tonterías", me dijo.
El tiempo le da la razón, claro está. La intención del Puerto es tener terreno en una zona cara de Sevilla desde el punto de vista urbanístico. De hecho ya se está terminando un gran bloque de pisos de lujo en las primeras zonas urbanizables que hay (justo en un extremo del Puente de las Delicias). ¿A cuanto ascendería la operación urbanística? En estos tiempos de pinchazo de la burbuja inmobiliaria es difícil saberlo, pero la operación se fraguó antes de la crisis, cuando se trataba de una estrategia millonaria y, posiblemente, con muchos maletines con comisiones esperando para cambiar de mano, como es habitual en una macropromoción urbanística.
La estrategia del Puerto de Sevilla en todo este tiempo ha sido la de intentar ir a la política de los hechos consumados. Así, empezó la casa por el tejado: planificó y construyó una descomunal esclusa donde quería reubicarse. Para ello no requería informes de impacto ambiental... "esta obra es competencia exclusiva" me dijeron hace años desde la Autoridad Portuaria. Tan exclusiva que pocos sevillanos sabían que se estaba construyendo una esclusa, aunque en el año 2004 era la mayor obra civil de Sevilla. Al no estar a la vista, era una actuación que se mantuvo en secreto o, mejor dicho, de la manera más discreta posible. Con la esclusa terminada era tiempo de reclamar el dragado: "y si no ¿que hacemos ahora con esta esclusa que ha costado millones de euros?". Pues ahora no hay permiso para el dragado y la esclusa está realizada. ¿No deberían pedirse responsabilidades a los que autorizaron esta faraónica construcción sin garantías de que sirviera para algo?
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